Cruzada

Me envuelvo en cruzadas imposibles
como en toallas de piel arisca.
Bailando entre esos cables pelados
me sumerjo, no sin miedo,
entre las chispas que besan mi cuerpo
y el remolino de inocuos vacíos
que las amotinan.

La venganza no tiene por qué alcanzarme:
vengo en son de paz, inagotables
mis ansias de ganar esta guerra
contra todo lo malo
lo repetitivo
lo constante
el dolor que te flagela,
aquello que puede dañarte.

Vengo en son de paz, muestro las palmas
luminosas y vacías a tus ojos.
Son ellos los que, llenos de arañazos
y lágrimas de sólida sangre,
luchan siempre por mirarlo todo en negro
y mi paso junto a ti como un peligro.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Animo, algunas veces los retos más imposibles, son los que sorprendentemente más nos pueden llegar a liberar

Isa Pe dijo...

Ojalá sea así, y que tengas razón, Mónica.