Libre de peso

No me pesa ya la pálida losa
-sangre espesa en la rota frente-
que marcaba silencios, golpeando
cada día a voces, labios y truenos.

No, no me pesa ya esa losa de voces
rotas -sangre en los labios, truenos-
que marcaba los pálidos días
golpeando mi frente con sus silencios.

No, no me pesa más, aquella losa
silenciosa ya- sangre, a voces, golpeando-
que espesa, con truenos marcaba
cada roto día en mi pálida frente.