Absurdo

Un poeta, un profeta y una bruja se encuentran un día llegando a los restos de un accidente aéreo, desde direcciones opuestas.

El poeta dice a la bruja: “¿no lo viste venir?”
El profeta los mira, y sentencia: “Estaba escrito”
La bruja los maldice y corre a buscar supervivientes.-¡Locos!-mumura.

El poeta se sienta sobre una pila de cuerpos destrozados y anuncia que la tragedia le inspira, y que va a componer “Oda a la muerte súbita del gran pájaro de hierro o por qué me ha dolido cuando una perversa pieza del engranaje osó arañarme el dedo índice”

El profeta mira su libro, el que siempre lleva bajo el brazo y dice “Estaba escrito”

La bruja sobrevuela la zona con su escoba, oteando por si hubiera signos de vida.

El poeta asesina al profeta con una pierna ortopédica en llamas por acusarle de plagio. El profeta, antes de morir, intenta articular las palabras “Estaba escrito”

La bruja encuentra una camada de gatitos maullando bajo un árbol incendiado. Son tan lindos que los sube a su escoba para llevarlos lejos. No quiere que el poeta intente guardarlos, desecados, entre las páginas del libro que le robó al difunto profeta.

Los restos del avión siguen humeando.






*no, el vídeo no pega mucho con la historia, aparte del look Elvira de Amy, pero me encanta esta canción, y la estaba escuchando, así que la he puesto igualmente.

La influencia de Venus

Dijiste esa noche, recuerdo:
"llegó la hora de los poetas"
a bocajarro,
como en un espasmo incontrolable.

Y yo, no sé si tendrás razón
pero sé
que hay verdades tan grandes y poderosas
que los trozos de tu vida que no se apartan
al verlos llegar
mueren, instantáneamente fulminados
por su resplandor
de certeza absoluta.

El cable (basado en hechos reales)

El cable siempre había colgado de la misma manera de las casas a ambos lados de la calle. Pero esa primavera, los árboles venían con fuerza arrolladora. Una rama en crecimiento descontrolado fue empujando en el espacio entre el cable y la pared, poco a poco. Hasta que al final, se salió de sus soportes, y esa mañana quedó algo más bajo, en una curva peligrosa, que al principio nadie notó...

La caja del camión contra el cable, un chasquido de trueno. Un chispazo.

El grupo de árabes tomando sus tragos en la terracita del Al-lamar dio un respingo en sus sillas. Una de las muchachas de la peluquería de enfrente soltó un “Ay” aserrado al ver la lluvia de chispas caer, según la luz se apagaba de golpe, con ruido de disparo.

-¿Qué pasa?¿Qué ha pasado con la luz?
-¡El cable! ¡El camión! ¡Qué susto!

El cable quedó colgando, y bailoteando sobre la calzada, soltando de tanto en tanto unas cuantas chispas. Y los coches pasaban por encima inconscientes del peligro de electrocución.

-Llamad a los urbanos, hay que cortar esto.

Uno de los árabes se acercó al cable, e intentó parar un poco los coches que intentaban pasar. Nadie paraba, sólo le sorteaban, algunos a bocinazos. Hizo ademán de apartar el cable bamboleante con la mano.

-¡Noooo, cuidadoooo!
-¡Que te vas a matar, tío!

No sé si el hombre entendió las palabras de las mujeres que le gritaban, pero al menos le alarmaron lo suficiente para que se retirara. Y el tráfico seguía pasando...

Hasta que entró la Marijuani en escena, salida de una de las casas.. Super-marijuani, con alpargatas, bata de flores....y una escoba de mango de plástico. Y empezó a dar órdenes. “¡Tú aquí”- a un árabe, que le miró sin entender- “ ¡Que pares a los coches, coñe!”.
Sorbida de cigarro, fumadora sin manos. “¡Tu quieto, ni me respires.! ¡Ahí, te digo!” Y escoba en mano, atrapó el cable chispeante y saltarín, como si domesticara una culebra, entre maldiciones. “¡Puto cable, la madre que lo...!”y gritos..”¡Capullo, que no te acerques, que pares el coche te digo!”. Y más gritos de las peluqueras...”¡Marijuani, que si te da te quedas”.

-Iros porai, si hemos de esperar a la urbana, nos tendrían que traer el coche de los muertos...hala, así.

Y el cable, milagrosamente, quedó atrapado por fin entre una silla de plástico del bar y el árbol más grande de la calle...y en torniquete de urgencia, enrollado por la super-escoba de la Marijuani.

-Hala, se acabó-ahora sí que podemos esperar a la urbana tranquilos.

-Marijuani, estás loca
-Mujer, es que o lo hacía yo, o teníamos inmigrante socarrinado... o rustido de conductor...

Cuando al final llegó la urbana, tranquilamente, a poner unos conos en el asfalto que los coches sí respetaron, al observar el torniquete de Marijuani, el guardia de turno sólo pudo decir:

-¡Qué valor! Yo no lo toco ni muerto.


Selvática, errabunda, inconexas

Hoy, uno cortito...demasiadas cosas en que pensar a la vez.


Selvática, errabunda e inconexas,
habitación, mujer y palabras,
por la furia que congela en sus cenizas
las hogueras de la noche que se escapa