Puertas

Círculo concéntrico nº 1.

La puerta está ahí, en medio de la nada. Como siempre ha estado. El peso de millones de años se acumula en sus goznes oxidados, las bisagras ya han olvidado lo que se siente al participar en la magia del giro, del movimiento. Madera espesa, opaca, gris, envejecida por la lluvia salada y dulce, por las inundaciones y las mareas. Resecada por uno y mil vientos. Horadada por legiones de efímeros insectos.

Una puerta cerrada, tan cerrada que ya no recuerda ni como abrirse.

En el hueco donde tal vez en otro tiempo se podría haber insertado una llave, vive ahora una familia de alacranes venenosos.



Círculo concéntrico nº 2.


No encuentro las palabras. He olvidado como se hace para abrir las puertas de la imaginación. Hace ya demasiados años que se cerraron para mí. El papel me mira acusador, en blanco. Mis lectores me reclaman mi sangre negra pero yo ya no recuerdo como abrir las esclusas, he perdido la llave del portal, que ya no es dorado, sino gris. Tal vez lo que pasa es que ya no quedan historias.


Círculo concéntrico nº 3.

La puerta del despacho está cerrada. Últimamente, casi siempre es así. Acaricio la madera cálida y la cerradura me responde con una invitación a besar su oscuridad con mis ojos. Pero no cederé a la tentación de arrodillarme ante esa puerta gris para saber lo que no me está permitido. Espero que esta vez sí le venga la inspiración, me preocupa. Desde que las palabras dejaron de fluír, ya no me toca, casi ni me habla. Vive siempre, no sólo ahora mismo, tras una puerta cerrada. Me siento tan sola...

Zona 0.

El día en que las puertas de la creación se abrieron, todas las cosas fueron nombradas, incluso algunas que todavía no exisitían. Todas las historias salieron por ellas, para poder ser contadas. Luego, la puertas se cerraron. Nadie sabe si quedó algo al otro lado. Nadie sabe a qué lado quedamos nosotros, si del real, o del imaginario.



8 comentarios:

Alejandra Conte es:La Kolorada Siniestra dijo...

Creo que la puerta no está cerrada... siempre hay historias que contar, incluso ésta que escribís hoy.

Excelente el tema.

noema dijo...

Lo que hay tras la puerta seguro que da lo mismo. Lo importate es que exista una puerta, así siempre se puede especular de lo que habrá del otro lado. Sin puerta seguro que nos quedaríamos vacios.

Soy ficción dijo...

Las puertas son necesarias para conservar el misterio...

Yo creo q se de q lado me quede, pero prefiero no decirlo por si me echan al otro...

Anónimo dijo...

Tú debes de tenerlas todas abiertas de par en par, si no es así no me explico.

Xavier Pagès dijo...

no dejas de sorprenderme cada vez que te leo...

Anónimo dijo...

"he perdido la llave"

y yo me preocupo, y lloro, y revoluciono a mis amigas deshaciendo mis pasos del día para encontrar esas llaves birriosas de esa residencia de strathclyde donde hemos ido a caer las tres.

aparecen en tu habitación (sobre tu cama?) y todo vuelve a la calma. esta vez no se ha perdido nada.
bendei

Anónimo dijo...

Esas puertas cerradas son testimonio de que tu creatividad tiene la suya bien abierta. Por cierto, ¿te he dicho que tienes un premio? ¿No? Pues toma, para ti; ábrelo y que lo disfrutes: Premio Brillante Weblog 2008. :)

David

Isa Pe dijo...

Kolo: afortunadamente, creo que algún bicho cabezón y persistente de la familia de las termitas literarias hizo un agujerito en la madera de la puerta que acabó atravesándola...y algo siempre se escapa. Aún podemos encontrar historias.

Silvia: sin puerta, no tendría gracia. Si no hay algo contra lo que luchar, ¿para qué molestarse? Cierto.

Nausicaa: tranquila, yo tampoco diré nada. Será nuestro secreto ; )

María: yo ando perdiendo las llaves cada dos por tres, la del coche,la de casa... tengo un master en cerrajería de emergencia y entrada vía ventanas y terrazas...va a ser eso ; )

Xavier: no dejo de alegrarme de que lo hagas.

Bendei: siempre nos quedará Garnett. Esas llaves del recuerdo compartido no las perderemos. Una de las tres, definitivamente, las tendrá si las otras dos las perdemos, después de la segunda botella compartida sobre esa moqueta tan áspera que parecía hecha para encender cerillas en ella...¿ves? Una palabra tuya, Bendei, ya ya me estaba volviendo allá.

David: entornada, entornada. Gracias de nuevo por el premio, pero como digo en la siguiente entrada, el mejor premio es poder compartiros a todos.