Engaño




He de confesar que sí te he engañado.
-algo, mucho, con frecuencia.-
en el grado de verdad que supura
de estas letras sin sentido
que algunos llaman “poemas”

En lo que dejo de mí cuando resbalo
entre los dientes de los tulipanes,
bajo las uñas del roble caduco,
en el arcén de las autopistas.

Hoy he de admitir haber llorado
por fin entre cables y azulejos,
reflejada en mil resistencias metálicas
cinceles de mis aguas, recortadas
en diamantinas ilusiones de piedra.

Lloré por fin:
demonios y fantasmas
bailando juntos
sobre
la punta
de aquel
mondadientes
puesto
de pie.

Aplausos desde la galería, mil
lenguas lamen la gota de mierda
que chorrea del borde de mi mejilla turbia.

Reflejos de aguarrás
en el olor de mis manos:
dibujantes destronadas de la brutal desdicha.