Cigüeñas de domingo

Letárgicas, se desperezan
las pestañas,
entregadas a la curva
finita, entre el mirar y el objeto
al que redimen.

Dimensionar
el movimiento, tiene sentido
sólo cuando importan algo
esa visión,
ese párpado,
la lengua de las cigüeñas,
ese momento encerrado
en el reloj de sus picos
martilleantes.


6 comentarios:

Soy ficción dijo...

Clac clac clac clac :P

Un beso cigüeña!

Anónimo dijo...

bonito poema, sigue en ello.

SuperWoman dijo...

Muy visual.
Un supersaludo

Hisae dijo...

Imaginé el sonar de sus picos con el movimiento del reloj... Todo uno...

Anónimo dijo...

Sigues escribiendo de maravilla....dá gusto leerte.
Besos.
Luis

Joaquin dijo...

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